“Un jugador australiano de rugby jugó durante 15 semanas, sin saber que un diente de un oponente estaba incrustado en su frente.”
Ben Czislowski, del club de “Brisbane Wynnum”, tuvo un choque de cabezas con Matt Austin jugador del equipo “Tweed Heads” durante un partido.
A Ben se le cosió una herida pero después sufrió una infección en los ojos y se quejó de dolores punzantes en la cabeza y de una sensación de letargo.
Una visita a su médico reveló que tenia un diente de su oponente incrustado en la cabeza.
"Me puedo reír de eso ahora, pero el doctor me dijo que podría haber sido grave ya que los dientes tienen gérmenes", dijo Czislowski, que mantiene el diente como un recuerdo.
"Tengo el diente en mi casa, sobre la mesa de noche", dijo. "Si él (Austin) quiere el diente, lo puede tener. Lo estoy guardando como prueba del momento de lo que realmente pasó".
En 2004, dentro de la liga de rugby australiana la jugadora Shane Hooker Millard también tenía dientes de un adversario en su cabeza mientras jugaba para el club Inglés Widnes.
Dos años antes, el australiano Jamie Ainscough estuvo gravemente infectado mientras jugaba para el Wigan, de Inglaterra y existía el temor de que su brazo sería amputado por la presencia de un diente incrustado afortunadamente fue descubierto a tiempo.
A Ben se le cosió una herida pero después sufrió una infección en los ojos y se quejó de dolores punzantes en la cabeza y de una sensación de letargo.
Una visita a su médico reveló que tenia un diente de su oponente incrustado en la cabeza.
"Me puedo reír de eso ahora, pero el doctor me dijo que podría haber sido grave ya que los dientes tienen gérmenes", dijo Czislowski, que mantiene el diente como un recuerdo.
"Tengo el diente en mi casa, sobre la mesa de noche", dijo. "Si él (Austin) quiere el diente, lo puede tener. Lo estoy guardando como prueba del momento de lo que realmente pasó".
En 2004, dentro de la liga de rugby australiana la jugadora Shane Hooker Millard también tenía dientes de un adversario en su cabeza mientras jugaba para el club Inglés Widnes.
Dos años antes, el australiano Jamie Ainscough estuvo gravemente infectado mientras jugaba para el Wigan, de Inglaterra y existía el temor de que su brazo sería amputado por la presencia de un diente incrustado afortunadamente fue descubierto a tiempo.
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