El consumo de las bebidas azucaradas ha seguido disminuyendo gracias al impuesto implementado en México en el 2014

El impuesto implementado por el gobierno mexicano a las bebidas azucaradas en el 2014 parece que ha dado resultados, ya que en un estudio reciente se ha demostrado que la medida ha causado una reducción significativa en su consumo.[1]
En el estudio, publicado en Health Affairs, investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública de México y de la Universidad de Carolina del Norte encontraron que las compras de bebidas azucaradas siguieron con una tendencia decreciente durante el segundo año de implementación del impuesto a estas bebidas, con una disminución promedio de 7,6%. Este estudio es la continuación de un estudio previo, que analizaba los mismos parámetros durante el primer año de implementación del impuesto.[2]
Para obtener los resultados, los investigadores utilizaron datos del Servicio de Panel de Consumidores de México de Nielsen, que recopiló la información de 6.645 hogares mexicanos en 53 ciudades (50.000 a 8,9 millones de habitantes) entre enero de 2012 y diciembre de 2015. Los datos se ajustaron por tamaño y composición del hogar, estacionalidad, educación, nivel socioeconómico, crecimiento de población, incluyendo variables macroeconómicas como la inflación. Se estimaron los cambios de consumo y se compararon contra datos contrafactuales, es decir, una predicción del consumo si no se hubiera implementado un impuesto.
Los resultados indicaron que el consumo de las bebidas con impuesto disminuyó un 5,5% en 2014 y un 9,7% en 2015. Por otra parte, el consumo de las bebidas sin impuesto incrementó un 2,1%. También, los investigadores encontraron que los hogares de un nivel socioeconómico más bajo presentaron la disminución más drástica de todas (11,7%).
Estos resultados contradicen datos que se han reportado en los medios,[3] que toman como indicadores datos crudos de las ventas de las bebidas, y que no ajustan para factores importantes como el crecimiento de la población y la estacionalidad.
Aunque este estudio solamente se centró en una población urbana, estudios pasados que incluían tanto poblaciones urbanas como rurales, encontraron datos similares. "Es muy probable que los individuos en áreas rurales hayan respondido más," comentó a Medscape en Español, la Dra. Arantxa Colchero, del Centro de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto Nacional de Salud Pública, en México.
Una limitación del estudio es que al mismo tiempo que se implementó el impuesto a las bebidas con azúcar añadido, también se pusieron en marcha diversos esfuerzos para reducir la obesidad infantil, como evitar la publicidad de estas bebidas dirigida a niños y la restricción de la venta de estas bebidas y otros alimentos altos en calorías en las escuelas. Además, es probable que la población esté más consciente del daño causado por estas bebidas y opte por no consumirlas, independientemente del impuesto.
Un impuesto por la salud
En los últimos años, diversos estudios han asociado al consumo de bebidas azucaradas, como los refrescos, con el aumento de peso y la incidencia de diabetes. Por lo que el impuesto de 1 peso por litro a las bebidas azucaradas se implementó como respuesta a la inquietante epidemia de obesidad y diabetes del país.
Actualmente el 14,7% de la población adulta (20-79 años) mexicana tiene diabetes,[4] y de acuerdo a datos de 2012 la prevalencia de sobrepeso y obesidad llegó a 71,3% en adultos y rebasó el 30% en niños y adolescentes.[5,6]
Estudios mediante simulación en computadora han estimado que la implementación del impuesto con una reducción poblacional en la ingesta de bebidas azucaradas disminuiría la incidencia de 189.300 casos nuevos de diabetes, 20.400 eventos de accidentes cerebrovasculares e infartos de miocardio y 18.900 menos muertes a lo largo de 10 años, ahorrando así alrededor de 983 millones de dólares al sector salud.[7] Sin embargo,comentó la Dra. Colchero que para tener resultados reales: "Tendría que haber un estudio longitudinal, o aunque sea transversal, que no existe en México aún, que sea representativo a nivel nacional, con suficiente poder para ver cambios que quizá sean relativamente pequeños".
Los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 reportaron que más del 80% de los encuestados consumían regularmente bebidas azucaradas. El 39,1% las consumían diariamente y el 33,2%, varias veces por semana. Aunque al 81,6% le gusta el sabor de la bebidas azucaradas, el 92,3% está de acuerdo con que éstas no son saludables y el 70,2% se sentía capaz de consumir uno o menos vasos a la semana. En esta misma encuesta, más del 90% consideró que estas bebidas favorecen el desarrollo de la obesidad, diabetes y caries dentales.[8]"Hay cierto conocimiento del daño que tienen [las bebidas azucaradas] para la salud", comentó la Dra. Colchero.
"Sin duda también hay cierta adicción por el azúcar", agregó la Dra. Colchero. Estas bebidas logran "esconder" el sabor dulce, tanto con el gas como con otras fórmulas, ya que "es imposible tomar tanto azúcar." También la falta de saciedad causada por este tipo de bebidas es un factor importante que lleva al sobreconsumo de las mismas, opinó la Dra. Colchero.
De acuerdo con estudios hechos en otros productos nocivos como el tabaco, la magnitud del impuesto corresponde linealmente con la disminución del consumo, por lo que se espera que si se aumenta el impuesto de las bebidas azucaradas a 2 pesos por litro, se espera que la disminución de consumo sea del doble que la actual. "Si [el impuesto] fuera más alto, el consumo disminuiría más y tendría un impacto mayor en salud", comentó la Dra. Colchero. El ajuste del impuesto se espera que se de pronto, probablemente en este o el próximo año.
Los investigadores sugieren que los resultados de este estudio pueden incentivar a otros países a seguir el ejemplo de México, para la implementación de medidas fiscales que reduzcan el consumo de sustancias no saludables para disminuir la carga de ciertas enfermedades crónicas.

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